LA EXTRAORDINARIA PROMESA
Mostrando un día su Corazón a Santa Margarita María Alacoque, Jesús dijo: "He aquí este Corazón que ha amado mucho a los hombres y de los cuales recibe sólo ingratitud y desprecio".
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En diferentes apariciones a la misma Santa, Jesús hizo doce promesas para los que hubiesen honrado su Corazón:
1 - "Les daré todas las gracias necesarias a su estado (de vida)".
2 - "Llevaré alivio a las familias que se encuentran en dificultad y pondré paz en las familias divididas".
3 - "Les consolaré en sus penas".
4 - "Seré para ellos refugio seguro durante la vida, y sobre todo, en la hora de la muerte".
5 - "Derramaré abundantes bendiciones sobre todos sus trabajos".
6 - "Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la Misericordia".
7 - "Llevaré de nuevo a las comunidades religiosas y a los fieles a su primer fervor".
8 - "Las almas fervorosas en poco tiempo alcanzarán gran perfección".
9 - "Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Sagrado Corazón será expuesta y venerada".
10 - "A todos aquellos que trabajarán por la salvación de las almas daré el don de conmover los corazones más endurecidos".
11 - "El nombre de aquellos que propaguen la devoción a mi Sagrado Corazón será escrito en mi Corazón y no será cancelado jamás".
12 - "Yo te prometo, en el exceso de la Misericordia de mi Corazón, que mi Amor Omnipotente concederá a todos aquellos que comulgarán el primer viernes del mes por nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final. Ellos no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos, y mi Corazón será para ellos refugio seguro en aquella hora extrema.
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Oración para después de comulgar
Señor Jesús, que en el exceso de tu Misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de tu Sagrado Corazón los primeros nueve viernes del mes, acordaos de esta promesa, y a mi indigno siervo tuyo que acabo de recibiros sacramentado con la intención de reparar mi ingratitud, concédeme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en ti con fe viva, esperando en tu inefable misericordia y amando la bondad de tu amabilísimo Corazón. Amén.
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